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8.08.2010


Érase una vez un cuento (yo no intento que lo sea), vive dentro de tu sueños, mudo (dudo 
que me creas). Vuelan, como lilulas, perduran para siempre, se alimentan de la fe desnuda 
de un niño corriente, sonriente. Sin ninguna duda, sudan de los grandes, porque nacen con la 
mente en otra parte, donde crece el arte, el aire se respira, huele a rosas, chocolate; y el 
paisaje es tan bonito que nadie puede olvidarse. Carpe diem es la ley y enamorarse 
también. Aquí no hay nadie: sólo tu mente decide que hacer. No hay nada que temer, que 
perder, que te retiene, porque el tiempo se detiene y te mantiene como siempre. Quien 
quiera puede volar, rozar la esfera, dar la vuelta al sistema solar, hasta encontrarla a ella
luchar contra toda fiera que interfiera en mi camino, para rescatar princesas en castillos de 
arena perdidos. Vivo entre los árboles, amándoles; soy parte del entorno, como gnomos, 
duendes, animales que duermen en su lomo. Conozco a todos, todas sus historias, yo les 
cuento mis canciones si me llega la memoria. Y no hay horas, dólares, collares, valoran la 
flora, igual que las personas que afloran. Les van a enamorar, y aquí me quedo, es lo que 
quiero, desde luego es mi lugar, entre mis sueños y el empeño de jamás despertar. En mi 
mundo me siento lleno, vivo dentro de mi cuento, reino de los sueños, suelo de cemento 
en un lugar que yo mismo invento; una historia más, mi nunca jamás, este es mi lugar 
perfecto.
Érase una vez, en un mundo de magia y fantasía, hallaba la felicidad en el jardín de la alegría.
Un día decidí explorar más allá de cualquier frontera, donde quizá el tiempo espera, donde 
no existan barreras. Viviré en un cuento, tal vez en una historia de Disney, cual país de las 
maravillas exista pero sin ley. El laberinto de los hobbits, aquí los árboles andan, duendes, 
elfos eternos. Volaré a Nunca Jamás sin alas, las estrellas se apagan detrás de nuestro 
horizonte, la luna es de cristal y el sol de hierro aunque se esconde; como siempre los 
pequeños detalles son los que valen. Polvos mágicos son los que al caer hacen que me 
levante, una historia interminable nacida de un espejismo, porque aquí las nubes te atrapan
cuando caes a un abismo. El cielo; puedo llegar a alcanzar un dragón blanco, me lleva mucho
más allá del mar, de montañas nevadas y ríos cristalizados; mucho más allá del recuerdo 
olvidado, una pared de hielo cubre las hierbas y flores, las esconde bajo un manto 
transparente hasta que el tiempo mejore. Un mundo único, quiero cabalgar sobre unicornios,
intercambiar palabras con faunos, vivir siendo un crío, encogerme como una ninfa, es mi 
matrix personal, porque mi fantasía en sueños se convierte en realidad. He visto príncipes 
azules que se convierten en ranas, cisnes con un plumaje increíble al extender sus alas, un  
espejo de cristal que todo sabe; en este mundo, buscar tu propia felicidad es la 
clave. El tiempo se detiene: aquí el tic tac ya no se oye, porque el infinito aquí es tan 
real como Blancanieves. Soy ese que quiere vivir en un sueño contigo, y acabo en un mundo
raro, a lo Tim Burton, sin amigos, salto y siento que vuelo, el edén está más cerca, ya 
puedo sentir el cielo; es mágico, visitar lugares inexistentes, porque aquí dentro al miedo se
le hace frente. En mi libreta vivo historias que jamás viviré, pero estoy seguro que  
mientras duerma las soñaré. Y eso me basta para ser feliz, evadirme de este mundo hace 
que cicatrice mi cicatriz, aunque esté cerrada a veces sigue doliendo la herida, pero aquí 
dentro me cura la magia y la fantasía. Un pegasso me eleva a lo más alto, es mágico,
porque esta ilusión nace del reflejo de un charco. Vivir para esperar un fin? Prefiero dormir 
para siempre, como Bella Durmiente, a mí que nadie me despierte, en mis sueños perfectos 
me guía un camino de migas. Me pregunto: si cruzara el arco iris, ¿a dónde me llevaría? Voy 
con ellos, el cantar de los jilgueros; la magia de las luciérnagas, no hay hadas en mi cuento, 
arpas con cuerdas en el filo de un alfil.

Érase una vez la historia de un niño con un final feliz.
Me paso el día a lo medieval, en un mural eterno de cristal, pintando yaks, con sirenas cantándome raps para seducirme. Pero tengo un ángel en el hombro follando con un 
demonio, y yo miro para evadirme, para olvidarme de esto, de un globo del mundo 
transformado en estercolero, donde el malo siempre esta primero, donde la luna no nos 
cuenta nada de nada, mira al cielo como un lobo en un valle habitado por hadas y por 
lágrimas que se convirtieron en ángeles. Por hablar más me sentí bien, sin ti me sentí en
cárceles. Va bien no crees? Las cosas cambian bastante, y el diamante en bruto no es más que
una cárcel sin alambre, las princesas en las torres tiran largas cabelleras, pero en la realidad 
princesas se tiran y acaban muertas, porque no existen los príncipes, tan sólo existen sapos, 
que no besarás jamás porque te dan mucho asco. No descubrirás nada, te doy el mundo.
Yo me quedo acá al final de mi cueva haciendo algo absurdo, como siempre, y que se rían 
de mí si quieren, que son hienas, pero no les llena nada con un boli en las yemas.

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